Estimados, Para enfrentar los desafíos de este tiempo primero debemos conocer a nuestros estudiante y entender el contexto tecnológico en el que se desembuelven. En segundo lugar debemos sumarnos a estas nuevas costumbres, utilizar las herrmientas que ellos usan e integrarlas a nuestras labores docentes, incluso en nuestro trabajo en la sala de clases. Conocer a nuestros estudiantes también incluye enterder que esta generación de jóvenes tiene características especiales, son estudiantes concientes de sus derechos, exigentes de un trato igualitario y justo, pero también son personas que demandan ser escuchadas, comprendidas, que les entreguen cariño y afecto, porque detras de cada alegato de un estudiante, de una opinión punzante y rebelde hay un ser que quiere ser comprendido y aceptado. Nuestro deber debe apuntar a atender estas necesidades, las asignaturas, el contenido, los ejercicios no tienen sentido si no hacemos importante este conocimiento para ellos y la forma de hacerlo debe primero coonsiderar de que ellos son personas con intereses y necesidades propias. Por otro lado, debemos entender también que la formación que entregamos tiene un fin principal, educar para que nuestros jóvenes se conozcan así mismos, sean capaces de conocer a otros y que con esas herramientas puedan tomar desiciones que sean coherentes con su forma de ver la vida. La educación de las emociones, de la personalidad es tan o más importante que la formación disciplinar, no debemos perder ese norte. Por último recordar que nuestros estudiantes aprenden a través de sus emociones, nada se recuerda, nada se comprende si no es significativo para la persona, así funciona el cerebro de nuestros chicos y así nosotros debemos educar.

Un educador Marianista del 2030 debe ser:un profesional por excelencia, abierto a nuevas metodologías educativas, empatico con sus estudiantes y colegas, sentir y expresar un fuerte amor por nuestra madre la Virgen María y su hijo nuestro Señor Jesucristo. Mostrar en su quehacer diario, los valores cristianos: la solidaridad, la empatía. Abierto a las críticas de sus estudiantes, un católico practicante. Mediante la disciplina que enseña, formar personas empaticas y con una profunda fe.

Desarrollo integral del educando (desarrollo fisico, intelectual, espiritual, moral, psiquico y filosofico)

"Educar para el futuro" bajo los principios marianistas, respondiendo a las altas exigencias de calidad ( según nuestro sistema educativo) significa Ser más consecuente y responsables en la formación de cada persona que tenemos a cargo en nuestros colegios, tenemos un deber moral con ellas, ya que debemos trabajar de acuerdo a sus necesidades educativas, enfocarnos realmente a los distintos estilos de aprendizajes, fortalecer sus habilidades y entregarles todas las herramientas posibles para que ellos salgan a enfrentar una sociedad como personas seguras de si misma, felices, fortalecidas interior y exteriormente, darles la convicción de que todo lo que van a enfrentar el día de mañana lo podrán realizar con éxito. Nuestro ejemplo de vida cotidiana, nuestro enfoque en las personas nos permite un mundo y una sociedad más justa y misericordiosa. Los demás viene de la mano, muchas gracias

Los desafíos que implica esta tarea son grandes, y no es sencillo estar a la altura para enfrentarlos. Es necesario abordarlos desde distintos enfoques para lograr el objetivo de innovar. Procurar estar en conocimiento de las necesidades de nuestros estudiantes, las cuales van cambiando a un ritmo acelerado en nuestros días. Esencialmente, tratar de compatibilizar dichas necesidades e intereses con nuestras capacidades e ingenio para elaborar estrategias innovadoras, captar la atención de nuestros estudiantes y motivarlos a que desarrollen sus capacidades y habilidades. Lograr un impacto en la autoestima que ellos tienen y sientan que son protagonistas de nuestra sociedad y que pueden lograr lo que se propongan. Lo anterior, implica un compromiso profundo con nuestros estudiantes y con nuestra labor de educadores.