ENTREVISTA A MAXIMIN MAGNAN
18 de Julio de 2014
Maximin Magnan es un hombre que ha dedicado toda su vida a la obra de la Compañía de María: ex alumno de colegio marianista, profesor de Ciencias Físicas y Matemáticas que se desempeñó como docente y rector del Colegio Chaminade de Kara, en Togo. En 1986 hizo sus primeros votos religiosos y desde ahí ha trabajado arduamente por mejorar la educación, llegando incluso a liderar la Región Marianista de Togo, en África.


Actualmente, es el Encargado de Educación marianista en Roma, responsabilidad que lo tiene de visita en Chile, junto al Superior General y a los Encargados de Asuntos Temporales y de Vida Religiosa.
Este hermano es muy alegre, cálido en su trato y cercano en su manera de relacionarse. Transmite el espíritu marianista con solo observarlo algunos minutos. Su especial preocupación es animar a otros a unirse a este espíritu, motivando principalmente a los jóvenes y a los más necesitados.


¿Cuáles son sus responsabilidades como Encargado de Educación marianista?
Yo soy parte de un equipo de 4 miembros, escogidos por los delegados marianistas de todo el mundo, que se encuentran cada 6 años para elegir a un Superior General, quien debe ser asistido por un responsable de Asuntos Temporales, encargado de la administración, economía y finanzas; otro encargado de la Vida Religiosa, preocupado por los ámbitos espirituales y pastorales; y un responsable de Educación, a quien concierne los temas de cultura y formación de las instituciones educacionales marianistas: ése soy yo.
Cada unidad tiene esta misma estructura, por lo que me corresponde comunicarme con los asistentes de educación de cada unidad; a través de ellos llego a saber lo que pasa en cada una. Estamos en contacto para ayudar, animar y dar orientaciones según lo que el Capítulo General, que nos eligió, establece. A través de ellos, la Compañía de María emprende un camino, con deberes que debemos motivar para poder cumplir con los objetivos.


¿Cuáles son las principales orientaciones educativas que propone el último Capítulo General?
Uno de los mayores desafíos es la implicación de los religiosos en las obras educativas. Debemos animar a las unidades en donde hay religiosos para que estos puedan trabajar codo a codo con los laicos, no sólo como administradores y/o directores, sino que también puedan enseñar y ayudar a los colegas a entender el espíritu marianista de hacer educación.
Otro desafío es animar a las unidades a organizar las obras en red, para compartir las riquezas que se viven de un lugar a otro; por ejemplo, que un profesor de Chile pueda compartir sus experiencias con un profesor de Argentina. Animamos este tipo de intercambio para que profesores y alumnos entren en contacto unos con otros, para así poder transmitir los mismos valores y espíritu en todas partes, especialmente el espíritu fe, el de familia y el de excelencia.
Hay unidades más jóvenes y otras con mayor experiencia, donde la presencia marianista tiene más de 50 años. El objetivo es animar a estas unidades más jóvenes a aprender de las más antiguas en el área de la pedagogía. Es importante poder transmitir la manera de hacer educación. Si una unidad más joven pide empaparse de la tradición, es posible hacer este intercambio con el objetivo de poder transmitir ese espíritu donde está menos desarrollado. Ésa es una llamada del Capítulo, de promover el mentoring.


¿Qué experiencia educativa le ha llamado la atención de las últimas visitas que han realizado a la comunidad marianista de América Latina?
La primera es que Chile y Argentina tienen grupos de laicos muy potentes y experimentados, que trabajan en nuestra obra. Sin ellos no seríamos nada, ellos ayudan a potenciar nuestras obras. En Argentina los laicos se han comprometido y han posibilitado el trabajo por la educación de los más pobres. Allá tienen un colegio con más de 2.000 alumnos que se ubica en las afueras de Buenos Aires, cumpliendo con el corazón de nuestra manera de ser, la opción por los más necesitados.
Acá en Chile me llamó la atención la colaboración de los padres y estudiantes; en todas partes del mundo ellos trabajan para las obras, pero acá los Centros de Padres y sobre todo de alumnos, trabajan para influir en la escuela, no sólo reciben órdenes, sino que también se esfuerzan para opinar e influir de manera responsable en el establecimiento; por ejemplo, algunos de los grupos de acá no piden dinero, sino que se organizan para generar sus propios recursos. Estoy muy contento con eso. Acá el Centro de Padres tiene una mayor implicación, más actividades colaborativas con nuestra organización. Y lo más interesante es que las organizaciones educativas están abiertas a este tipo de influencias. No he podido hablar con todos los alumnos, profesores, ni todos los miembros de los equipos directivos, pero siento que acá siempre están en camino para encontrar métodos y maneras de transmitir el carisma marianista. Los equipos directivos buscan perfeccionarse para hacerlo mejor, saben que deben trabajar por ellos.


Finalmente, ¿qué opina del entusiasmo y fervor del movimiento estudiantil chileno?
Para mí es un signo de salud. Cuando la gente permanece apática para sólo tener que recibir, no es bueno. Cuando quieren ser protagonistas de la acción que les toca es un signo de salud. Tal vez no lograrán todo lo que piden pero pueden lograr una sensibilización de las autoridades. Ellos quieren algo diferente de lo que tienen, eso es signo de salud. Los jóvenes no debiesen nunca dejar de hacerlo, es una manera de vivir el presente, que les ayuda a surgir y a hacer ver nuevas necesidades y crear nuevos medios para alcanzarlas. Todos los campos deben tener esta sed de hacer mejor las cosas...


Por Francisca González B.
Departamento Pedagógico
Fundación Chaminade

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