Los discípulos de Jesús no podemos quedarnos indiferentes ante la real injusticia que está en el origen de la inequidad reinante en el país. Pero no podemos ser ingenuos, las cosas no se arreglan con la violencia o con negarse a buscar entre todos lo bueno sabiendo escuchar y valorar las opiniones de los demás. Por ejemplo, elaborar una nueva Constitución o reformarla son opciones sobre las que se pueden tener diversas opiniones. Se nos va a preguntar sobre ello. Como ciudadanos tenemos la obligación de dar nuestra opinión a través de un voto bien informado y discernido.
Estamos en el inicio del año escolar. Cuidemos de manera especial a nuestros niños y jóvenes La familia es sobre todo quien tiene que acompañarles y orientarles. Fue triste en el curso anterior ver cómo grupitos minoritarios de estudiantes de diversos centros escolares vulneraban el derecho de sus compañeros, niños y jóvenes, a estudiar. Tengamos cuidado con caer en la trampa de pensar que sólo algunos ciudadanos o ciudadanas tienen derechos humanos. Defendamos con decisión los derechos humanos de todos, desde los aún no nacidos hasta los de nuestros mayores de más edad.
Si dejamos que Jesús se instale en nuestros corazones tendremos la mejor ayuda para que a través de una sana democracia vayamos superando toda injusta inequidad y toda acción violenta. Aprovechemos este tiempo de Cuaresma para ello.
P. Alvaro Lapetra, sm Párroco
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