“Entre la indiferencia y la violencia, en favor de la movilización social”
06 de Julio de 2011
Con unas normales dificultades estamos viviendo una estupenda oportunidad para que en Chile demos el paso que hay que dar en este momento histórico en educación superior y secundaria. Estas movilizaciones estudiantiles eran necesarias y era necesario que se convirtieran en clamor y que se transformaran en mensaje claro: la educación superior tiene que ser gratuita; la educación secundaria precisa de calidad y de equidad y de una estructura administrativa distinta. De una y de otra tiene que desaparecer el lucro. Es indispensable que este mensaje se escuche antes que sea demasiado tarde y antes que queden sin voz y sin respuesta los que la han levantado y la piden. Sería una pena que eso ocurriera.

Sin embargo, el movimiento social y político iniciado debe ser algo serio; no juguemos con el fuego. La causa es muy noble, la manera de llevarla adelante tiene que serlo también.
Cuando contemplo y vivo este movimiento me nacen unos cuantos deseos que los he convertido repetidamente estos días en oración para que la educación marianista viva este momento con seriedad, responsabilidad, sabiduría y generosidad:


• El deseo de que siempre vayan los bueyes delante de la carreta.
Un movimiento no camina si las sutiles e infinitas diferencias que aparecen se convierten en el motor de su fuerza. El diálogo es indispensable y si éste no se da por los diferentes implicados estamos usando bencina para apagar el fuego. Ese diálogo se lo tenemos que pedir al gobierno y a los grandes dirigentes y no debe faltar a los alumnos y a sus centros de alumnos, a los alumnos y a la dirección de los colegios y por supuesto a los profesores. Qué importante en todo esto es saber quién dirige y a dónde nos lleva. La buena integración y la dirección en estos movimientos son indispensables. No deben faltar los líderes carismáticos y lúcidos. Pero líderes no pueden ser todos. Estamos en un delicado clima de polarización al que nos están llevando estas movilizaciones y esto se puede evitar y se debe evitar. Sobre todo, sabiendo que estas movilizaciones están en manos de los alumnos que deben aceptar de partida que les sobra entusiasmo pero les puede faltar saber hacer y bien proceder.

• Que el bosque deje ver los árboles.
En Chile no se va a dar el paso que nos falta para llegar al desarrollo mientras no se imponga y asuma una seria y concreta inclusividad y equidad económica, racial, social, educativa, religiosa y cultural. En este momento y tantas veces en las decisiones gobernativas y legislativas hay una secreta opción por seguir con las flagrantes diferencias socioeconómicas. En el fondo, se piensa y se procede como si para que haya ricos tuviera que haber pobres. A veces se tiene la impresión que el país no estuviera formado por concretos seres humanos hechos de carne y hueso, de un corazón para amar y de un estómago para satisfacer, de una inteligencia para desarrollar. Las soluciones excluyentes no pueden ser la meta y tampoco el camino. Nos impiden ver los árboles. Pero para alcanzar esta meta hay que empezar el camino y tomar una clara dirección, sin olvidar que a las metas no se debe intentar llegar solos y los primeros sin a tiempo y bien acompañados.

• Que lo urgente conviva con lo importante
Con alguna frecuencia solemos oponer lo que nos urge y lo que nos importa mucho. Movidos por la urgencia y por los plazos caemos en lo inmediato para improvisar de mala gana. Pero también con la excusa de buscar lo importante dilatamos las definiciones que nos ayudarían a responder ahora y aquí a un tren de la historia que suele pasar demasiado rápido por nuestra estación. La educación en Chile en este momento es lo urgente y lo importante. No nos engañemos. Lo es también, y quizás más, la salud. Eso quieren tener asegurado los padres para los hijos y eso tiene que garantizar un estado a sus ciudadanos. Chile, con espléndidamente lo presentó Claude Hertman, economista de la UCh, la semana pasada en varias Universidades se puede dar el lujo de garantizar salud y educación para todo el mundo.

• Si no son parte de la solución que al menos no sean parte del problema.
No resulta fácil creer en las personas y en los partidos o movimientos que dicen tener la respuesta para todo y de entrada. Al contrario la solución no será legítima ni llega a ser eficaz si no se delibera y concuerda con todos los interesados en ella. No es extraño que en las encuestas aparezcan los políticos y los responsables del mundo de las finanzas como parte decisiva de las dificultades más que de las soluciones ya que a veces como que se creyeran investidos de una sabiduría infusa que les da poder para resolver lo que sea y sin apenas escuchar a los propios afectados. Con razón se ha llegado a decir, aunque quizás con excesiva ironía, que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados. La política y los políticos pueden ser buenos. Sin embargo, tienen que avivarse porque si no les van a llegar tiempos difíciles, se les puede terminar la pega; me ha impresionado la lectura de un estupendo libro recién publicado sobre este tema: "Cambiar el mundo sin tomar el poder" (J. Hollowag). Quienes tienen responsabilidad política no pueden olvidar que finalizar jornadas de reflexión, terminar un paro, acabar con las manifestaciones, deponer una toma requiere reformas y no simples propuestas coyunturales y en algún caso simplistas. Quienes están en movimiento deben saber que se les deben garantizar reformas pero que no olviden que no se pueden realizar reformas en 24 horas.

• Si los medios callan, que las paredes hablen.
Y ahora deberíamos decir que griten las redes sociales. Como lo han hecho en Egipto, España, Siria. Está claro que no se quiere seguir siendo mercancía y sucumbir bajo el huracán destructor del consumismo voraz y de la distracción mediática. Todos tenemos que hablar pero nadie a gritos. "Considerando que los problemas planteados son de diversa índole y de gran complejidad no siempre pueden resolverse todos en la inmediatez de un conflicto. Se requiere racionalidad, espíritu democrático y utilización de los canales que garantiza la institucionalidad que construye desde el respeto y la confianza" (Obispos de Chile 22 de junio 2011).
Cuenta el Popol Vuh que cuando los dioses formaron a los seres humanos primero los hicieron de barro; pero fueron tan frágiles e inestables que no duraron. Después los hicieron de madera; y eran poco humanos, a penas vibraban con los demás y con los seres vivientes. Por eso los dioses quisieron acabar con ellos y los convirtieron en monos y de los que ven, oyen y hablan. Pero, nos dice el autor que esos seres de de barro y de madera siguen existiendo y a veces gobiernan el mundo, un colegio o una familia y no ven, oyen ni hablan o se rompen enseguida. Los hombres y mujeres de u n colegio marianista no olvidan que son de barro, que precisan consistencia y que pueden contribuir con su escucha, su mirada y su palabra al bien del país.
En estos días quienes más levantan la voz y actúan son los jóvenes. Que no olviden ellos también que antes de hablar hay que escuchar a sus padres, a los educadores y a los compañeros y mirar bien en torno. Que no olvidemos los grandes que su voz nace de un malestar y espero que acierten a hacerla nacer de un gran deseo y propuesta: consolidar un modelo educativo con aprendizajes de calidad, justo y equitativo donde cada estudiante, al margen de su condición social y personal tenga asegurada la formación necesaria para desarrollarse integralmente, construir un proyecto de vida pleno y aportar generosamente toda su riqueza a la sociedad de su tiempo.

No puedo terminar más que recordando que para ello los alumnos marianistas tienen que ser buenos ciudadanos, de los que no tiran papeles en el suelo, apagan la luz cuando no la necesitan, de los que consumen poco y respetan los derechos de los demás, de los que se acercan a acompañar y ayudar a los más pobres. A cada uno de los integrantes de los colegios marianistas les invito con verdadero cariño a que para que su voz sea más fuerte y mejor escuchada estén entre los buenos estudiantes, los buenos hijos, los estupendos compañeros y los líderes responsables. Al vivir todo esto no nos pongamos excesivamente serios; aunque con ello nos jugamos mucho; conservemos la alegría y la amistad. No nos puede faltar el buen ánimo. Soy uno de los que creen que la crisis consiste en que lo viejo está muriendo y lo nuevo aún no le toca nacer pero ya se está gestando y en parte ya llegando a estar con nosotros. Por supuesto que no van a faltar los dolores de parto. Confío que la criatura llegará bien: una educación gratuita, de equidad y de calidad.

P. José María Arnaiz, SM
Santiago de Chile, Junio de 2011

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