Son palabras del mismo Jesús. Qué mejor que tenerlas presentes en este mes de la solidaridad y experientarlas. Hace un tiempo celebrábamos el Año de la Misericordia y se nos insistía en vivir las “Obras de Misericordia”. Es bueno cuestionarnos hoy día si hemos  ido creciendo en ellas desde esa época.  Y seguir preguntándonos cada vez que observamos el dolor y la necesidad del prójimo aquello de “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”.

Así no dejemos de dar testimonio de nuestra fe, fe que ha de demostrarse en los hechos tal como nos  lo dice el apóstol Santiago: “Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Supongamos que a un hermano o hermana les falta la ropa y la comida necesaria para el día; si uno de ustedes les dice: “Que les vaya bien; abríguense y coman todo lo que quieran” pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos es una cosa muerta” (Stgo 2, 14-17)

También este mes celebramos de manera especial a María destacando su generosa vida sencilla y proclamando  que después de su muerte fue llevada junto al Padre Dios desde donde cuida de todos y cada uno de nosotros.

P. Alvaro Lapetra, sm Párroco

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