En los relatos de los evangelios relacionados con la resurrección de Jesús encontramos que al tomar conciencia de ello todos corren a compartirlo con los demás. Corren las mujeres, primeras testigos de la presencia del resucitado; corren Pedro y el discípulo amado; corren los discípulos de Emaús. La alegría de la noticia no puede esperar, no se puede dejar para más tarde. Hoy como Iglesia tampoco podemos dejarnos estar o demorarnos en el anuncio. No basta con intercambiar unos huevitos de Pascua. Hay que saber dar razón de nuestra alegría pascual manifestándola en el servicio generoso, en la entrega, en la preocupación por los demás. Expresar que queremos salir de las tinieblas de la muerte que provocan los abusos, las mentiras, la corrupción, la violencia, la discriminación, la esclavitud de las diferentes dependencias y tantos otros signos de muerte, a la vida salvada e iluminada por Jesús resucitado.
Como lo hicieron muchos al terminar Vigilia Pascual que salieron con una vela encendida como signo de que querían llevar a sus hogares la luz de Cristo, compartamos con todos los vecinos del sector parroquial la alegría de saber que Cristo resucitado vive entre nosotros.
P. Alvaro Lapetra, sm Párroco
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