Pedimos a Dios, para que sus corazones y los nuestros estén abiertos para recibir a Jesús en la sencillez del pesebre y que experimentemos la ternura de Dios, manifestada en el Niño Jesús.
Que su venida nos renueve y nos mueva a ser constructores de un futuro más fraterno y solidario que aporte alegría y esperanza para todos.