En general cuando se acerca una fiesta familiar nos preparamos con tiempo, pensamos con frecuencia en la alegría que supondrá para todos, lo comentamos con los cercanos. Programamos cómo lo vamos a celebrar. Así es el tiempo de Adviento. Vamos pensando en la alegría del nacimiento de Jesús, conversamos con Él y con los que nos rodean comentando el acontecimiento que se acerca. Tratemos de no dejarnos embaucar por ese “ambiente navideño” que sólo pone el acento en lo superficial y comercial.
Que los adornos navideños que comenzarán a proliferar nos recuerden la venida del Niño Dios y nos ambiente para recibirlo.
Que los regalos de Navidad que intercambiemos nos hagan presente el amor gratuito del Padre Dios al regalarnos la presencia de su Hijo entre nosotros.
Que al felicitar la Navidad transmitamos y deseemos a los demás el poder gozar de la alegría que da el saber que Jesús llega porque nos ama y quiere hacernos felices a todos.
Vivamos de verdad lo que alguien dijo: Navidad eres tú, cuando dices nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma… El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.”
P. Alvaro Lapetra, sm Párroco
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