XXXV CAPÍTULO GENERAL
Roma, 29 de julio de 2018
Querido amigo:
Somos un grupo de religiosos marianistas reunidos en Roma (Italia) durante unas semanas del mes de julio de 2018. Representamos a los marianistas de todo el mundo, y nos reunimos en Capítulo cada seis años, para hablar de la situación de nuestra Congregación y para, juntos, mirar al futuro y ver por dónde nos llama Dios a seguir adelante.
Nos dirigimos a ti porque en estas semanas te hemos tenido muy presente; eres una de las razones fundamentales por las que nosotros hemos dedicado estos días a rezar, pensar y dialogar. Queremos poder ofrecerte lo mejor que tenemos. Porque realmente creemos que tenemos algo que ofrecerte.
Lo primero que queremos decirte es que queremos escucharte. Nos importa lo que te importa; nos preocupa lo que te preocupa; nos mueve lo que te mueve. Por eso nos gustaría saber por dónde estás en tu vida, y hacia dónde quieres ir. Te pedimos que nos digas qué hay hoy en tu corazón, qué te preocupa, qué deseas…
Quizás no conozcas personalmente a ninguno de nosotros, pero sabemos que cerca de ti hay una comunidad o una obra marianista. Haznos llegar tu voz por medio de ellos. (…).
Estamos seguros de que hay cosas de tu realidad que no te gustan y otras que las consideras muy valiosas (…).
Sabemos que en la gente de tu edad reconoces cosas muy positivas, y otras no tanto. (…).
El P. Chaminade supo de dificultades y obstáculos, pero los asumió como una oportunidad para crecer y poder seguir adelante. Él decía que era como un arroyo que se encontraba con un obstáculo; eso le haría crecer en anchura y profundidad y, de esa forma, seguir su camino hacia el mar. “Así voy a trabajar yo”, decía.
Y de eso se trata: de trabajar. De ponerse manos a la obra y afrontar los problemas: los tuyos, los de tu gente, los de tu país, los de los más pobres, de cerca o de lejos, los del mundo… los de esta tierra que tanto maltratamos.
“Despierten”, les dice el papa Francisco en varias ocasiones. O “levántense”, que es lo mismo. No estés quieto. Nada cambiará si no lo empezamos a cambiar.
Nosotros podemos ofrecerte nuestra experiencia. Y nuestra experiencia es que para Dios nada es imposible. Eso nos lo enseñó María. Y ella misma es quien nos señala siempre a su Hijo, Jesús, y nos dice: “Hagan lo que Él les diga”.
Te aseguramos que vale la pena poner a Jesús en el centro de tu vida. Déjate cambiar por el encuentro con él y con los demás. Ábrete a escuchar lo que el Señor te pueda estar pidiendo, a discernir cuál es tu vocación. Y ponte manos a la obra a cambiar este mundo según nos vaya diciendo Jesús. Queremos contar contigo. Con ustedes, realmente, porque nuestra forma de vivir y trabajar es en comunidad. Nuestra misión no es posible sin ustedes.
Gracias, en cualquier caso, por escucharnos. Dinos si podemos hacer algo por ti.
Con todo nuestro afecto,
Los religiosos marianistas
miembros del XXXV Capítulo General