Cada semestre se realiza en nuestro colegio una reunión interactiva entre padres, estudiantes y profesores, a eso llamamos coloquio, donde exponemos un tema y luego en grupos se debaten preguntas, se toman acuerdos y se llega a conclusiones que se dan a conocer en un plenario.
Esta vez el tema de la afectividad y sexualidad era muy emergente, a raíz de la legislación sobre la ley de aborto, el aumento de víctimas del Sida, y en especial frente a la saturación de información respecto al tema que existe por todas partes.
Actualmente nuestros niños y jóvenes se ven invadidos a través de los medios de comunicación y redes sociales con mucha información de todo tipo, basta con que busquen un cierto contenido en google u otro motor de búsqueda y de inmediato aparecen datos fiables y otros no confiables. En muchos casos la búsqueda corresponde a tareas del colegio, sin embargo muchos de ellos ingresan búsquedas sobre inquietudes que antes contestaba la escuela, la iglesia o los padres: me refiero a preguntas sobre temas que no son fáciles de preguntar, como las etapas de la adolescencia, el desarrollo sexual humano, y otras más fuertes como el aborto, el sida o las ETS.
¿Que encuentran en la red?, demás está decir que acceden a páginas y páginas donde recibirán todo tipo de información, respecto a este y a todos los temas que rondan la mente de un niño o de un adolescente actualmente, aparte del contenido explícito de muchas canciones que escuchan y la desinformación a que les pueden inducir sus propios pares.
De nuestro coloquio se desprende algo muy relevante: Somos los padres quienes debemos responder las preguntas de nuestros hijos, y cuando no tenemos información nosotros debemos buscarla y hacerla llegar a ellos. Debemos ser la primera fuente y la de mayor confianza para nuestros hijos, por eso nos preguntamos:
Los padres: ¿Cómo respondo a mis hijos cuando me plantean sus inquietudes?
Los hijos: ¿Cómo preguntamos a nuestros padres nuestras dudas?
Los profesores: ¿Qué rol tenemos nosotros en la formación de los niños y jóvenes en este aspecto?
Es conclusión, es cierto que no podemos competir con las redes sociales o con internet, pero si debemos ser quienes eduquemos a nuestros hijos en la afectividad y sexualidad, en ese orden y no al revés.
José Romero Silva
Orientador