Terminamos el mes de mayo en el que hemos celebrado a nuestras madres, y hemos recibido al  Espíritu Santo en Pentecostés. Al mismo tiempo los y las sinodales discernían cómo mejorar la pastoral entre nuestros jóvenes.

De vuelta de los obispos de su encuentro con el Papa Francisco nos aprontamos a una nueva etapa de nuestra iglesia chilena reconociendo errores, pidiendo perdón por los mismos, y lo hacemos confiados en la fuerza del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas.

En estos días celebraremos la fiesta de nuestro patrono san Juan Bautista. Al que le pedimos nos muestre una vez más al Señor y nos invite a convertirnos como lo hacía a orillas del río Jordán a sus conciudadanos. Y que seamos capaces de responder decididamente a la invitación que hizo a quienes le preguntaban cómo convertirse: “El que tenga dos trajes, dele uno al que no tiene ninguno; y el que tenga comida compártala con el que no la tiene” (Jn 3, 10-11).

En este año del Sínodo de los Jóvenes, a pesar de las dificultades por las que está pasando nuestra Iglesia queremos también imitando a Juan Bautista anunciar a Jesús, especialmente a los más jóvenes, y acogiendo con sencillez y confianza su invitación a convertirnos y a seguirle con entusiasmo como discípulos y misioneros.

P. Alvaro Lapetra, sm Párroco

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