En estos últimos días hemos acompañado a Jesús en su pasión y muerte y hemos celebrado su resurrección. Es la Pascua, el paso de la muerte a la vida. Si Jesús resucitó todos resucitaremos con Él. Vivir la alegría de la Pascua implica para los cristianos compartir con el mundo ésta alegría. Como María de Magdala, primera testigo de la resurrección de Jesús, queremos anunciar a todos: ¡Jesús ha resucitado! Y ser testigos de este acontecimiento nos ha de llevar a proclamarlo con nuestras propias vidas, no solo con las palabras. La Pascua ha de transformar positivamente nuestras actitudes y relaciones con los demás, en la familia, en el trabajo, con los vecinos y amigos.
Dentro de un mes la Iglesia de Santiago celebrará el X Sínodo sobre ”Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Quiere escucharlos y aprender de ellos cómo hacer de nuestra Iglesia un medio eficaz para que todos sus integrantes podamos ser más fieles al evangelio de Jesucristo.
Pidamos a María, la Madre de Jesús, que sepamos vivir la alegría que ella experimentó con la resurrección de su Hijo y que ayude especialmente a los jóvenes a dejarse encontrar por Él.
P. Alvaro Lapetra, sm Párroco
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