Claudia Labbé fue una estudiante que se destacó gracias a su entrega y compromiso pastoral. Encargada del discurso de despedida de su generación, la del 2015, y con una particular sensibilidad artística, Claudita nunca pasó desapercibida en nuestro Colegio. Siempre estaba dispuesta a todo; a participar en lo que fuera y a colaborar con sus compañeros y profesores si estos se lo pedían. Nunca flaqueó, ni siquiera en los momentos más difíciles de su ingrata enfermedad. Hoy, el reconocimiento más importante que se concedió a la actual generación de cuarto medio y a las que vendrán, el “Premio al Espíritu Marianista”, lleva su nombre y su recuerdo.
Don Crescencio Fernández, Hermano Marianista, fue Bibliotecario, profesor de Castellano y Religión en nuestro CPSM durante casi 20 años. Hombre sencillo, culto, ponderado, poseía un amplio conocimiento de la literatura española, por la cual sentía una especial admiración. Se encargó de transmitirles a sus estudiantes esa pasión literaria además del inherente compromiso social y humano, características arraigadas a la formación marianista que profesó durante décadas. Sus exalumnos, hoy docentes del Colegio, recuerdan con cariño sus clases y consejos, y han querido replicarlos en las nuevas generaciones como forma de agradecimiento.
Hasta el año 2012 fue nuestra profesora de Artes la srta. Margarita Paineo. Su nombre y su eterno legado en la institución, son sinónimos de respeto y profesionalismo. De un criterio amplio y una lealtad inquebrantable, Margarita supo transmitir en las nuevas generaciones la pasión por el arte y la rigurosidad estética. Hoy son muchos los jóvenes que siguen sus pasos, que se inspiraron en sus métodos y enseñanzas, y cursan o cursaron con alegría la carrera de pedagogía en Artes Visuales en distintas universidades. Sus colegas nunca olvidarán su entrega por la docencia, su dedicación y la manera en que usaba su tiempo libre para tareas académicas y administrativas. Sin duda, amaba su trabajo.
Por último, en el mes que todos los Cristianos celebramos la Natividad de Nuestro Señor, partió a los Cielos la sra. Lidia Rojas, quien a su vez había dejado nuestro Colegio por la puerta ancha a mediados del pasado 2017, debido a que cumplía la edad necesaria para su jubilación después de décadas de servicio administrativo en el CPSM. Reservada y muy prudente, Lidia siempre tenía el consejo preciso para los problemas de cada uno de los trabajadores que le visitaban en su acogedora oficina, pues estos últimos veían a ella como una confidente, como alguien capaz de escuchar hasta el último detalle para así, con la probidad que le caracterizaba, intentar dar su testimonio de fe como una ejemplar cristiana que fue.
A todos ellos este sencillo homenaje. Gracias por tanto, gracias por todo.
Siempre estarán en nuestros corazones.