"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido, que resonó en toda la casa donde estaban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos y todos quedaron llenos del espíritu santo"
(Libro de los Hechos de los Apóstoles)