Los relatos evangélicos de estos tiempos están marcados por la alegría, una alegría compartida. Alegría que es compatible, aunque parezca paradójico, con las dificultades de la vida, con la monotonía del trabajo día a día, con los sinsabores que se puedan ir dando en el ambiente familiar o laboral. Jesús ha resucitado y eso es lo que da sentido a nuestra vida cristiana. Es lo que queremos transmitir los discípulos y misioneros de Jesús con la palabra y la vida.
Pidiendo la fuerza del Espíritu Santo para nuestra comunidad parroquial comenzamos ya en este mes a preparar dos acontecimientos importantes. Uno, el Sínodo diocesano de Jóvenes al que nos convoca la Iglesia de Santiago. El otro, la Misión que haremos en la Parroquia a mitad de año celebrando también con ella el bicentenario de la fundación de los religiosos Marianistas
Roguemos para que la paz y la alegría pascual haciéndose presentes en nuestras vidas personales y familiares nos ayuden a vivirlos con entusiasmo.
P. Alvaro Lapetra, sm Párroco
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