La inclusión es un valor que llegó para quedarse a Fundación Chaminade y sus cinco colegios. El camino a recorrer tomará años, pero debemos iniciar acciones ahora, porque todo cambio requiere de procesos a corto, mediano y largo plazo que dejen huellas profundas y penetren en la cultura de la comunidad. Lo que no se logra de un día para otro.
La diversidad entre nuestros estudiantes es un hecho, y es nuestra responsabilidad reconocerla, valorarla, y entregarle a cada uno de ellos los apoyos y estrategias que requieren para lograr aprendizajes. Solo así estaremos entregando educación de calidad a todos.
La inclusión la haremos todos –directivos, profesores, alumnos, asistentes de la educación, familias, equipos administrativos-, y en una primera etapa, estaremos acompañados por Fundación Mis Talentos, una institución que trabajas desde hace años por la educación inclusiva y que nos asistirá hasta el año 2017.
Durante este período evaluaremos las condiciones que tenemos como comunidad para atender la diversidad de los estudiantes, y diseñaremos y comenzaremos a ejecutar iniciativas que nos permitirán avanzar hacia la educación inclusiva que queremos lograr. Ya hemos comenzado un programa de capacitaciones para equipos directivos, docentes y asistentes se sumarán hacia fines del año académico 2016; la temática principal de este proceso de formación es Diseño Universal de Aprendizajes (DUA) y adaptaciones curriculares. Existirán instancias de diálogo y reflexión que estarán abiertas a la comunidad a través de actividades que se desarrollarán, por ejemplo, en sala de clases, en reuniones de apoderados y a través de la aplicación de encuestas y entrevistas. Toda la comunidad está convocada a participar y a construir la inclusión.
Al finalizar esta primera etapa, como comunidad marianista nos habremos empapado de lo que es la inclusión, de sus beneficios, y del porqué nuestro compromiso de fe nos invita a trabajar por ella.
¿Por qué acogemos el desafío de la inclusión?
Porque “Dios no hace acepción de personas…”
Rom. 2,11
Entre los múltiples dones que hemos heredado de nuestro fundador, José Chaminade, está la apertura y la constancia para afrontar los nuevos retos que la vida va poniendo en nuestra misión educativa; él, a pesar de las grandes dificultades que encontró en la Europa de inicios del S. XIX, encontró caminos nuevos para educar evangelizando.
La motivación para asumir el desafío de la inclusión, hunde sus raíces en la esencia de nuestra misión: es el mismo Jesús del Evangelio, aquel que no hizo distinción entre personas, que tiene una predilección especial por los que son más vulnerables y que con sus palabras y sus gestos nos mostró un camino de profunda humanización.
En este Chile del S. XXI educamos evangelizando a niños y jóvenes para que lleguen a realizarse integralmente como hombres y mujeres que encuentran el sentido de su vida en una visión cristiana de la persona y del mundo. Por eso, en los caminos de una búsqueda de mayor inclusión por los que transita nuestra sociedad, encontramos una importante sintonía con el genuino llamado de Dios a anunciar la Buena Nueva y nos hace trabajar para que con el corazón de educador podamos responder, no solo como una obligación moral sino especialmente como una respuesta cristiana a la construcción de un país más integrado, más justo y solidario.
Te invitamos a inscribirnos a hablemosdeinclusion@marianistas.cl